martes, 19 de julio de 2016

Collage de greguerías I. Una espera.

(En cursiva, greguerías de Ramón Gómez de la Serna)


Gracias por avisar a las tres y cuarto de que llegas tarde. Si ya ha caído el rayo, el aviso del trueno sobraba. Habíamos quedado a las tres.

Dicen que el reloj no existe en las horas felices, lo que digo yo es que en las horas previas, sí: y el tiempo se ralentiza. Me siento en un banco del parque y miro ansiosa el móvil a ver si vuelves a escribir diciendo que te queda poco para llegar. En unos minutos mis piernas se llenan de hormigas y tengo que huir. Es gracioso, las hormigas llevan el paso apresurado como si les fuesen a cerrar la tienda. Parece que hubieran aprendido las prisas de la ciudad.

Tengo que admitir que hace un perfecto día de primavera para esperarte aquí, a la sombra de un árbol, aunque sea de pie. Los niños corretean y gritan a sus anchas y los viejos pasean con sus andadores. Me intrigan los ancianos, con todas esas historias vividas transformadas en arrugas. Algunos realmente tienen cara de pasa. Las pasas son uvas octogenarias, la diferencia es que sus arrugas no cuentan nada. Me asusta llegar a vieja, parece que a partir de una edad la muerte te ronda en cada esquina. La muerte… No me gusta pensar en eso, pero siempre existe un pensamiento consolador: el gusano también morirá.

Me vibra el móvil, parece que ya llegas, sólo cinco minutos más. Me pongo nerviosa al recordar lo perfecto que fue el fin de semana pasado. Cenamos en un restaurante acogedor y después paseamos bajo la luz de las farolas (sé que “bajo la luz de la luna” queda más bonito, pero no llegaba su luz y además la luna es un banco de metáforas arruinado). Son más largas las calles de noche que de día y el paseo se alargó, o quizás es que caminábamos muy despacio, para que no se acabara nunca. Nadie sabe cómo terminé subiendo a tu casa. Hay mil cosas que recordar y saborear, auqnue mi momento preferido fue ése en que después de usar el dentífrico nos miramos los dientes con gestos de fieras, las dos frente al espejo. La vida es bonita contigo.


Llegas.



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