sábado, 5 de noviembre de 2016

Plantas carnívoras

Jugabas sin descanso con las plantas carnívoras. No notabas sus mordiscos, la sangre resbalaba por tus brazos. No veías mis lágrimas. Creías que yo tenía celos de las plantas, pero tenía miedo. Tu gesto se tornó verde, tu mirada peligrosa, las hojas se enredaban con tu pelo, la sangre se te hizo más densa y blanquecina. 
Un día llegué al jardín y ya no estabas; las plantas te habían devorado.



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