Portes y mudanzas

elegíamos hora
tu miedo despertaba nuestro instinto

atacábamos juntas

tu fragilidad nos fortalecía

tirábamos a dar

la mandíbula más fuerte era la del
prolongado aislamiento

***

solo desearía

olvidar el macabro eco de nuestras 

mezquinas risotadas

eliminar este sabor de boca 

de cuando fui hiena este sabor entre 

carroña e indignidad

solo desearía
que nunca hubieras tenido que huir
en ese gran camión

Aullemos a la luna

llegaste un invierno apocalíptico

ahora sólo veo abriles

decoras mis rincones más sombríos

sin trampas de catálogos de Ikea

vuelcas tus canicas en el rellano

el torrente arrastra mis mil monstruos

coses con futuros mi pasado

cicatrizan indoloros los recuerdos

llueves sobre mi desierto carcajadas

no necesito refugio

eres salvaje perra loba

yo tu indómita jauría

Viajar en metro

o cómo se desgasta el amor

A los trenes no los mueven las ganas

los mueven mil quinientos voltios

de corriente continua

Prohibido el acceso con globos metálicos.

Fuimos hora punta,

tren lleno de vida,

sentimientos derramados,

desenfreno.

Cruzar los tornos tiene precio.

Somos quince

minutos de espera,

baladas a deshoras,

ésas con quien nadie

quiere

compartir vagón.

Las taquilleras agradables

son ahora máquinas

expendedoras de billetes.

El trayecto tiene precio.

Los pasillos llenos de músicos

a quien lanzar sonrisas

son con fluorescentes

a medio asta

refugio de yonkis.

Como las grandes estaciones

el amor tiene varias bocas

de salida.